¿Por qué siempre asociamos el número 13 con la mala suerte? Hay varias explicaciones. Entre ellas está que había 13 personas en la Última Cena de Jesucristo y luego fue crucificado, que el código de Hammurabi omite este número en su lista, que existen 13 espíritus del mal, o que los calendarios sólo tienen doce meses.
Se trata de una superstición antigua fuertemente arraigada en nuestra cultura, hasta el punto de llegar a hablar de una enfermedad (triscadecafobia) en aquellas personas que tienen miedo a este número. En España y Latinoamérica los días martes 13 se consideran de mal agüero, y lo mismo ocurre con los viernes 13 en Francia y países anglosajones.
Algunos datos curiosos como el hecho de que se evite el 13 en la Fórmula 1, que en algunos portales se omita el número 13 o que en Madrid no exista la línea 13 de autobús, demuestran este recelo en nuestra sociedad. Otros datos revelan cómo la vida de una persona como Richard Wagner parece estar ligada a dicho número, nació en un año acabado en 13, la suma de las letras de su nombre y apellido son 13, los números de su año de nacimiento (1813) suman también 13, compuso 13 óperas y falleció un día 13.
Se suele decir: “En martes 13 no te cases ni te embarques, ni de tu familia te apartes”. En Francia, por ejemplo, nunca se le da a una casa el número trece en su dirección. En Italia, la lotería nacional lo omite. Las líneas aéreas internacionales obvian ese número en los asientos de los aviones. En los Estados Unidos, los edificios rascacielos y departamentos dan al piso que sigue al 12 el número 14.
Todo esto tiene su origen en la mitología nórdica en la era precristiana. A un banquete en el Valhalla fueron invitados doce dioses. Loki, el espíritu de la pelea y del mal, se coló por las buenas, con lo que el número de los presentes llegó a trece. En la lucha que se produjo para expulsar a Loki, Balder, el favorito de los dioses, encontró la muerte.
Ésta es una de las primeras referencias escritas a la mala fortuna relacionada con el número trece. Desde Escandinavia, la superstición se difundió a través de Europa, en dirección Sur.
Ésta es una de las primeras referencias escritas a la mala fortuna relacionada con el número trece. Desde Escandinavia, la superstición se difundió a través de Europa, en dirección Sur.
Al iniciarse la era cristiana, estaba ya bien establecida en los países mediterráneos. Entonces, la creencia fue notablemente reforzada, en forma contundente, por la cena más famosa de la historia: la Última Cena. Cristo y sus apóstoles sumaban trece personas. Menos de veinticuatro horas después de esta cena, Cristo era crucificado.
En el siglo XVIII la marina británica intentó eliminar las supersticiones relativas al día viernes 13. Se mandó rebautizar a un buque con el nombre de HMS Friday (Friday significa “viernes”, en inglés), se designó a un capitán llamado Jim Friday, se reclutó a la tripulación un día viernes, también en viernes se armó la quilla del barco; y se botó la nave un viernes 13. Jamás se volvió a saber del barco o de su tripulación.
Pero también existen quienes dicen que el número 13 les trae suerte. Y mucho más los martes o viernes trece.
En los Estados Unidos, el trece sería considerado como un número con suerte. Forma parte de muchos de los símbolos nacionales, ya que en el reverso de los billetes de banco hay una pirámide incompleta de trece escalones, el águila heráldica sostiene en una garra una rama de olivo con trece hojas y trece frutos, y en la otra, trece flechas.
Hay, además, trece estrellas sobre la cabeza del águila. Todo esto, en realidad, nada tiene que ver con la superstición, sino que conmemora las trece colonias que originaron el país, y que por su parte fueron un símbolo de buen auspicio.
Hay, además, trece estrellas sobre la cabeza del águila. Todo esto, en realidad, nada tiene que ver con la superstición, sino que conmemora las trece colonias que originaron el país, y que por su parte fueron un símbolo de buen auspicio.
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